Disciples for Christ International Ministry

C. Paul Wooderson

Juan 4:14-17

La historia de la mujer samaritana

En el Antiguo Testamento, la palabra “agua” es un símbolo que representa la satisfacción de la mayor necesidad de la humanidad. El salmista dice que Él (Dios) me guía junto a aguas tranquilas (Salmo 23:2b). El énfasis está en la tranquilidad de estas aguas. Isaías dice: Por lo tanto, con gozo, sacarás agua de los pozos de salvación (Isaías 12:3).

Cuando Jesús se encontró con la mujer samaritana en el pozo de Jacob, le habló sobre el “agua viva”. Sin embargo, ella sólo pensaba en su sed física y en el agua que había en el pozo de Jacob.

4:14 (Jesús dijo) … quien beba del agua que le daré nunca volverá a tener sed; pero el agua que le daré se convertirá en él en un pozo de agua que brotará hacia la vida eterna.  Jesús dijo:  El que cree en mí, como dice la Escritura, desde su interior brotarán ríos de agua viva…  dijo esto acerca del Espíritu, que los que creían en él debían recibir…  (Juan 7:38-39).

4:15 La mujer le dijo: Señor, dame esta agua, para que no tenga sed, ni venga hasta aquí para dibujar (Juan 4:15).  Es obvio que la mujer samaritana no entendió el significado oculto de las palabras de Jesús.

En la Biblia, “agua viva” es comparable a “pan vivo”. Jesús dice que yo soy el pan vivo que descendió del cielo. Si alguien come este pan, vivirá para siempre. Sí, el pan que daré por la vida del mundo es mi carne (Juan 6:51).

El don de Dios es Jesucristo.  Este don espiritual, como el verdadero pan (Juan 6:32), trae satisfacción eterna. Merrill F. Unger dice: “el creyente puede reclamar descanso y refrigerio” (Merrill F. Unger). El Espíritu Santo es el otro “consejero” que mora en la vida del creyente (lea Juan 14:16-17).

-Todos los pasajes de las Escrituras están tomados de la Versión Mundial en inglés (WEB)-

Dirección de correo electrónico: walnutave1234@comcast.net   

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